domingo, 5 de julio de 2015

SEMBRANDO LETRAS

Sembrando letras




El árbol de Apolo: el mito de Apolo y Dafne


Apolo, dios de la belleza masculina y de las artes, especialmente de la música, era un gran cazador. Cierto día, Apolo emprendió camino hacia el monte Parnaso para matar a una serpiente pitón que allí se escondía. Apolo haciendo gala de su destreza y valentía como cazador, dio muerte a la serpiente  disparándole diversas flechas.
Orgulloso de su gesta, un día, Apolo se encontró con Eros, dios del amor, que se hallaba practicando con su arco, se rió de él por llevar un arco y flechas siendo tan niño. Eros, se sintió bien ofendido y humillado por la soberbia de Apolo, e ideó un plan para darle escarmiento,
Un día que Apolo se encontraba en el bosque cazando, se encontró a una bella y hermosa ninfa llamada Dafne. Aquel momento fue aprovechado por Eros, quien disparó dos flechas con su arco. Una flecha de oro disparó a Apolo, que le provocó un ardiente amor hacia la bella ninfa. Sin embargo, a Dafne le disparó una flecha de plomo, cuyo resultado era, justamente lo contrario, que sintiera desprecio y aversión hacia Apolo.
Apolo completamente enamorado de Dafne decidió conseguir el amor de ella, pero, Dafne, bajo los efectos de la flecha de plomo, escapaba como podía de Apolo. Hubo un día que en su huida llegó al río Peneo, Dafne, agotada y justamente cuando  Apolo casi conseguía
Apolo y Dafne de Bernini
 alcanzarla, pidió ayuda a su padre, el dios del río. Su padre, se sintió sensible y compasivo con Dafne y decidió convertirla en un árbol, el laurel.
Cuando Apolo consiguió alcanzar a Dafne, contempló como los brazos y piernas de su amada ninfa se iban quedándose rígidos y endurecidos. Sus brazos se convertían en ramas y sus pies en retorcidas raíces. De su cabeza, sus cabellos se iban transformando, poco a poco, en hojas, hasta que su elegante cabeza se convirtió en la copa de un precioso árbol.
Visiblemente triste y afligido por lo que acababa de suceder y pensando en cuánto amaba a Dafne, prometió que ella sería su amado árbol, el objeto de su amor y el árbol consagrado de los dioses. Tus hojas, se dijo Apolo, serán siempre verdes y adornarán las sienes de guerreros, atletas, poetas o cantores que triunfen. Tus hojas se convertirán en símbolo de triunfo y victoria.



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