miércoles, 28 de junio de 2017

PARA SABER MÁS

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El pulgón verde en frutales







EL PULGÓN VERDE EN FRUTALES





La mayoría de los pulgones, son polífagos, es decir, no tienen especial preferencia por una especie vegetal concreta. Pueden atacar los brotes jóvenes de plantas como árboles frutales, pero también, a aquellos cultivos que tengan un alto contenido en azúcares. Entre sus cultivos preferidos, destacan: las leguminosas (habas, guisantes, judías…), otras hortalizas como la patata o la col, verduras, frutales e incluso plantas ornamentales, entre las que destacan los rosales.

El pulgón de los frutales, cuyo nombre científico es Myzus Persicae,  tiene un tamaño de entre 1 y 3 mm de longitud y son de color verde amarillento. Son insectos chupadores que disponen de un largo pico articulado que lo clavan, generalmente, en las hojas tiernas de los tallos de algunas plantas  y árboles frutales y absorben la savia de la planta. Al mismo tiempo, los pulgones segregan por el ano un líquido azucarado y pegajoso que se denomina melaza. La melaza queda impregnada en la superficie de hojas y tallos lo que impide el normal desarrollo de la planta.



Los daños que pueden causar los pulgones en los árboles frutales

Los pulgones atacan el floema de las plantas, que es el tejido conductor encargado de transportar la savia elaborada hacia el tallo o las raíces de las plantas,  con el fin de que las usen para llevar a cabo sus procesos vitales o para almacenarlas en forma de compuestos como el almidón. Así, los pulgones se alimentan de la savia elaborada formada por azúcares y otras sustancias que se producen en las hojas de las plantas y árboles frutales como resultado de la fotosíntesis.


Los pulgones, tanto en su fase de ninfa como adultos, extraen los nutrientes de la planta, con lo que se origina un debilitamiento de la misma y produce que su crecimiento se vaya deteniendo. Las hojas van tomando un color amarillento, aparecen manchas de tonalidades rojizas y pardas en los puntos de la picadura, se produce un enrollamiento de las hojas y la deformación de los brotes jóvenes.

Cuando la colonia de pulgón en la planta es bastante considerable y el ataque es muy severo puede, incluso, secar la planta. El descenso en el  desarrollo de las hojas o la pérdida de las mismas tiene, entre otras consecuencias,  una reducción de la producción final de la planta o árbol frutal.


Para su alimentación, los pulgones necesitan de gran cantidad de proteínas y, la savia de las plantas es pobre en proteínas y rica en azúcares, de modo que deben tomar gran cantidad de savia para conseguir las suficientes proteínas para sobrevivir. De modo que, en el proceso de alimentación, los pulgones excretan el exceso de azúcar, que tomaron de la savia, en forma de un líquido oscuro, espeso y dulce, la melaza. La melaza se va depositando en el envés de las hojas y escurriendo al haz de las hojas que están debajo.

Cuando hay excesos de melaza, favorece el desarrollo de mohos de hollín, tizne o negrilla, con lo que las hojas tienen dificultad en realizar la fotosíntesis y, por tanto, se produce un descenso de producción de savia elaborada por parte de las mismas. En muchas ocasiones, el mismo hongo se deposita y mancha los frutos y  lo que da lugar a una reducción de la actividad fotosintética de la planta y un descenso de la producción.

Cuando este hongo mancha los frutos se produce un rechazo por parte de los consumidores. Además, las larvas que salen de la puesta de los huevos, igualmente, causan daños debidos a la construcción de galerías en las hojas de la planta afectada.


En la época invernal, el pulgón verde del melocotonero, se encuentran en estado de huevo y se encuentra en las yemas de estos árboles. Es a partir de febrero cuando se produce la eclosión de los huevos y aparecen las hembras que darán lugar a grandes colonias de pulgón y formarán la plaga.

En los brotes del melocotonero pasan entre dos y tres generaciones. Será en la última de estas generaciones cuando los insectos han formado sus alas y poseen la capacidad de vuelo. A partir de entonces, emigran a otros cultivos  y queda libre de plaga los árboles anteriormente afectados. La emigración suele hacerse en el mes de junio.  Será en el mes de septiembre cuando realizarán las nuevas puestas de huevos en los brotes tiernos y axilas de yemas.


A principios de la primavera, los huevos dan lugar a hembras sin alas que se reproducen por partenogénesis. La partenogénesis es un tipo de reproducción sexual que requiere un solo gameto y, además, sin necesidad de un macho que las fecunde. Pueden llegar a producir más de cien crías. De las generaciones de nuevos pulgones, unos son ápteros, es decir, sin alas, que se quedarán alimentándose de las plantas donde han nacido, y otras generaciones con alas, colonizarán otras plantas distintas.

Pasados unos pocos días, las crías de pulgón pasan a ser adultas y ya poseen la capacidad de reproducirse, con lo que la invasión de pulgón es bien rápida.




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