martes, 19 de diciembre de 2017

SIEMBRA DE RÁBANOS

Siembra de rábanos sobre el caballón





Alumnado 6ºB

 
Casa de campo y gansos (Gaugin)



Sobre lo escrito



Para qué remedios se recurre a los rábanos.
Si se remojan semillas de rábano en un zumo dulce, en miel o en vino dulce tres días y luego se siembran, los rábanos que nazcan serán dulces y serán un medicamento para la mucosidad y el dolor de riñones. Si se cocina la piel de algunos rábanos en vino y luego se come, será un medicamento contra el dolor de riñones y el de vejiga, con el auxilio de Dios. Si se comen rábanos cocinados con miel, será un remedio para el dolor de pecho y la tos. Si se fríen semillas de rábano y se comen con miel, será un remedio para la tos y el hipo. Si una mujer que está amamantando come rábanos, tendrá más leche y se sentirá inclinada a tener relaciones sexuales. Si se comen rábanos crudos, daña la voz del que los ingiere y le produce afonía. Quien los come en ayunas crudos, no sufrirá el día que los haya ingerido ningún daño cuya causa sea la práctica mágica. Tomar jugo de rábanos o de sus semillas es tan efectivo contra los venenos como la triaca, puesto que repelen el veneno y provocan que la gente lo expulse por el sudor, de modo que los afectados se curarán, con la ayuda de Dios.

Fragmento Tratado de Agricultura (Casiano Baso Escolástico)







Ayer lunes fui al huerto con mis compañeros. Ese día no salimos muchos niños y niñas, porque algunos tuvieron que terminar de realizar un trabajo en el aula plumier.

Lo primero que hicimos, es como siempre, ir al almacén y coger los materiales de siempre.

Al principio, el maestro Pepe nos dijo que teníamos que hacer un pequeño caballón, Luego, nos explicó que eran los caballones y cómo se hacían.

Para hacer el caballón, cogimos una cuerda sujeta a dos trozos de cañas. Eso se utiliza en la huerta desde siempre y se hace para que los caballones queden rectos.

Al terminar de colocar la cuerda en el bancalico, cogimos el rastrillo e hicimos una especie de montaña pequeña para sembrar los rábanos. Después, nos pusimos a echar humus de lombriz con las palas. Todo ello para después, sembrar los rábanos. Yo sembré la última porque estuve tomando fotos a mis compañeros.

Cuando terminamos nos pusimos a regar lo que habíamos sembrado.

Por último, protegimos las plantas de lechuga y guisantes. Para proteger las plantas se necesita una red, dos cañas largas y tres cañas cortas. Las cañas cortas se clavan en los dos lados del bancal. Luego, para sujetar mejor la red se colocan piedras para que no se salga.

Finalmente, recogimos y nos fuimos a clase.
Lizbeth





Mañanas que levantan el vuelo

























Con manos tiernas



viernes, 15 de diciembre de 2017

LAS FRUTAS EN LA GRECIA Y ROMA ANTIGUA

Para saber más





LA FRUTA EN LA GRECIA Y ROMA ANTIGUA


Granadas. Fresco de la casa de Livia en el Palatino (Roma, siglo I d.C)

En la antigua Grecia

El consumo de fruta en la antigua Grecia, ha quedado de manifiesto a lo largo de muchos siglos en la literatura griega desde los testimonios más antiguos. Así, Homero describe en la Odisea los huertos fabulosos del rey de los feacios y del padre de Ulises. En dichos huertos, se menciona que entre las plantas que allí se cultivaban había: manzanos, perales, granados, higueras y olivos. Igualmente, la vid ocupa un lugar especial en el poema homérico de la Ilíada, y entre los motivos que el dios Hefesto representa como decoración en el escudo de Aquiles, se encuentra precisamente una escena de vendimia.

De los testimonios escritos en la literatura griega, se sabe que la fruta tuvo una gran importancia en la vida de los griegos. La fruta tuvo su papel como parte de su dieta, también, como valor simbólico, como prenda de amor y como ofrenda ritual a dioses y héroes.

Frutero (Pintura mural. Roma)

Los frutos de pequeño tamaño, generalmente, se servían al comienzo de la comida y  los diversos tipos de frutas constituían el elemento fundamental de lo que hoy día entendemos por postre.

A través de los escritos dejados por autores antiguos, se sabe que los griegos consumían una gran variedad de frutas. Dichas frutas iban desde la manzana hasta bayas de arbustos como el mirto o la mora, desde el higo, considerado un símbolo de la ciudad de Atenas, hasta los exóticos dátiles venidos de Oriente. Estos tipos de frutas son las que tienen una mayor presencia en los textos de los autores antiguos y por tanto, parecen haber sido las más importantes en su dieta diaria.

En cuanto al término manzana, en realidad era un genérico  que utilizaron los griegos y que abarcaba a diversas frutas de características similares: la propia manzana, el membrillo, el melocotón o incluso el albaricoque.

Las manzanas eran un producto tradicional en los mercados atenienses y un alimento común y barato. En tiempo de guerra las manzanas fueron bastante añoradas.

Los higos fueron otra de las aprovechadas frutas para los griegos que formaron parte de la dieta antigua desde época muy temprana. La planta del higo había sido domesticada ya en Mesopotamia.


Tazón de frutas transparente y jarros. (Frescos romanos en Pompeya, 70 a.C)

Se consumieron en abundancia los higos y de manera muy especial, los higos secos. Los higos se consideraron como fruta adecuada para el proceso de secado, lo que los convirtió en una fuente rica en azúcares. Tal es así que el higo se consideró como un alimento muy popular, abundante y sobre todo barato. Además, los higos frescos o secos, fueron ofrenda ritual habitual en diversas festividades religiosas.

Por su parte, las uvas destacaron especialmente en la antigua Grecia. Estaban estrechamente asociadas al dios Dionisio, el dios del vino, la fiesta y el teatro. Su uso principal fue para la elaboración de vino, que tanta importancia tuvo en la cultura griega, pero también, fue objeto de consumo como fruta fresca en distintas variedades de mesa y como pasas.

Los griegos recurrieron  al proceso de elaboración de pasas con el fin de elevar el nivel de azúcar de los granos, lo que se traducía en un sabor más dulce cuando se comían y un mayor grado alcohólico en el vino elaborado con su mosto.

Además, la pasificación de la uva fue un sistema muy efectivo para la conservación de la uva, aunque los griegos emplearon otros procesos como poner los racimos de uvas en remojo en vino. De esta manera, el líquido impedía el contacto directo entre los granos y favorecía su conservación.
Igualmente la uva se utilizó, en ocasiones, como ingrediente de algunos platos y las pasas como condimento.

Mosaico con higos.villa del Casale. Piazza Armerina, Sicilia
Además de la manzana, el higo y la uva, los antiguos  griegos contaban con un amplio repertorio de frutas. Así, la pera ocupó un lugar secundario. El momento de consumo de las peras era el postre. Como dato curioso, al parecer era una práctica común servirlas en agua, para que cada uno pudiera escoger la más madura, que era la que quedaba flotando en la superficie.

La ciruela debió tener un papel más importante que la pera. Se cuentan las ciruelas entre los alimentos que se servían como entrantes, junto con las cerezas, las moras y diversos frutos secos.

La granada fue más conocida, aunque menos por motivos dietéticos que simbólicos y religiosos. De hecho, era una fruta consagrada a diversos dioses, como Hera, Afrodita, Hermes o Apolo. Fue considerada símbolo de fecundidad por la cantidad de granos que contiene su fruto.

Junto a los frutos de los árboles se encuentran, también, los frutos que se obtenían de diversas clases de arbustos, como las bayas de mirto, las moras o los madroños.

El mirto se consumía bastante y se tomaba sobre todo como acompañamiento de la bebida.

Cesto con frutas. Casa del Ciervo, Herculano, Italia

El consumo de las moras destacó por su sabor dulce y su característico color oscuro cuando están maduras y, generalmente, eran alimentos que se tomaban como entrante.   Igualmente, los madroños se consumían como entrantes y en otros momentos como en el postre. Los antiguos griegos  prevenían sobre su consumo excesivo de los madroños, porque podían provocar una pesadez semejante a la del vino y dolor de cabeza.

En la antigua Roma

Al hablar de frutas en la antigua Roma, hay que hacerlo desde el análisis de las recetas referidas a las mismas y que están reunidas en el recetario romano del siglo IV d. C., titulado De re coquinaria y atribuido a Apicio.

Dicho recetario, nos permite descubrir el papel que tuvieron las frutas en la cocina romana. El consumo de frutas fue amplio, puesto que se sirvieron no solo como postres, sino también como entradas, como plato principal, como acompañamiento de diversas clases de carnes, y como ingrediente fundamental de un sin número de salsas agridulces, principalmente, para aves y pescados.

Los membrillos se utilizaron como guarnición de los platos principales para acompañar la carne de vaca o de ternera. También, los membrillos se emplearon en salsas para el pescado asado. Igualmente para preparar una salsa agridulce, pero en los casos para servir con el atún, se empleaban los dátiles o las uvas pasas.

Mosaico sobre vendimia (Roma)

En otras elaboraciones de salsas se incluían melocotones y dátiles, para aderezar un plato con carne de gallina. Sin embargo, la ciruela fue la fruta protagónica por excelencia de las salsas de acompañamiento para aves, pescados, y carnes de caza, como la de ciervo o liebre.

En cuanto a los postres, los llamados “dulcia” romanos, se elaboraban a base de dátiles.

Destacaron las célebres conservas de frutas en almíbar, servidas como postre. Se conservaron de manera habitual frutas sumergidas en miel.

Membrillos. Casa de Livia (Roma, siglo I d.C)
Otra forma muy frecuente de conservar la fruta fue en vino, en vinagre, en salmuera, o en la mezcla de todos ellos. Se sabe del empleo de los melocotones en conserva. Cuando la conserva se hacía en vino, presentaba la enorme ventaja, pues  gracias a la maceración de la fruta en el vino, se obtenía, además de la conserva de fruta, un nuevo producto sumamente apreciado por sus cualidades gustativas, pero sobre todo por sus propiedades medicinales: el vino de frutas. En muchos casos, además de vino también se añadía miel, como en la conserva de membrillos.   
                 
Especialmente importante fue el método simple y natural empleado para conservar la fruta: la desecación. Esta se lograba mediante la exposición prolongada de las frutas al sol. Manzanas, peras, higos, uvas y serbas fueron las principales frutas empleadas y una vez secas, se almacenaban para el consumo invernal.

Fuentes

  1. María José García Soler. “La fruta en la vida cotidiana de los antiguos griegos”

  1. Amalia Lejavitzer. “El papel de la fruta en la gastronomía romana de época imperial”


miércoles, 13 de diciembre de 2017

PLANTACIÓN LECHUGA BABY

Lechugas baby para alumnado baby




Alumnado Infantil 3 años

 
Aldea en Pentoise (Camille Pissarro)

Sobre lo escrito



Sobre las lechugas:

Mas la mejor postura dellas es á la primavera, y aun en principio del otoño se hacen, mas no tales ; y si las quisieren poner en el otoño para que vengan al invierno, sea en lugares abrigados y muy estercolados y callentes, que aunque á las lechugas no las queme tanto el hielo como á las otras verduras, si hace grandes hielos no nascen, y están desmedradas y revejescidas. Siémbranse como las berzas en las eras ; y para cuando siembran el lechuguino es bueno el estiércol de las palomas, que esté muy podrido, y sea poco en cantidad, y bien regado, que si con ello estercolan las eras nascerà mas aina: el lechuguino nasce muy presto, que á cuatro ó cinco dias viene nascido, y á mucho tardar á seis, y son de muchas maneras y hechuras; mas todas quieren una labor.

Fragmento tomo IV “Libro de Agricultura” (Alonso de Herrera)




Los más pequeños del cole estaban preparados…¡y  con alegría! Salieron al huerto y lo disfrutaron.


Mostramos las pequeñas plantas de lechugas y gozan sabiendo que serán ellos quienes las plantarán. Dicho queda que cuando crezcan y las cosechemos, serán ellos quienes puedan probarlas.

Atención… ¡comenzamos el trabajo! En primer lugar, explicamos que vamos a abonar la tierra para que nuestras pequeñas lechugas se hagan grandes y bien sabrosas, y después, las plantarán.

Esparcido el humus de lombriz, fueron haciendo los hoyos en la tierra y cada niño y niña iba plantando una lechuga. La plantación fue un juego y, sobretodo, un gozo.

Acabada la plantación, aún nos quedaba algo, el riego. Cómo les gustó regar. Pequeños pero con fuerzas para sujetar y aguantar las regaderas.




Finalmente, nos tomamos una foto con nuestro espantapájaros y despedida… ¡hasta la próxima, en el huerto!





Mañanas que levantan el gozo













Disfrazados de sonrisas



domingo, 10 de diciembre de 2017

PLANTACIÓN CEBOLLA

Cebollas de simiente




Alumnado 4ºB


Huerto en el Hermitage (Camille Pissarro)

Sobre lo escrito




Sobre las cebollas:

Las cebollas quieren tierra gruesa y substanciosa y muelle, cuasi arenisca y fría, que si es tierra recia y dura no pueden crescer, y por eso es bien que con ser tierra gruesa sea suelta; y quieren que la tierra esté muy estercolada ó holgada, y muy mollida y cavada, y muy limpia de yerbas, y aun no basta que sea la tierra cavada una vez sino dos y tres, y si no han estercolado la tierra para las sembrar ó trasponer estercólenla entonces. Abencenif dice que las cebollas se hacen buenas en la tierra bermeja. Siémbranse de dos maneras: la una es de su simiente, y la otra es de las mismas cebollas trasponiéndolas; y de las cebollas que tallescen y tornan á poner nasce mas simiente, y hácese pequeña la cebolla; y de las que de simiente se siembran hácense mayores, y dan poca simiente: por ende para simiente pongan siempre de las viejas que tallescen. Pues habida buena simiente, y habiendo bien estercolado las eras, han de sembrar el cebollino, hánlas de sembrar por Septiembre, Otubre y por Noviembre,

Fragmento tomo IV “Libro de Agricultura” (Alonso de Herrera)









El huerto

El jueves, la mitad de la clase se fue al huerto, y nos acompañó nuestra profe Jacqueline y el maestro Pepe. Ese día plantamos cebollas, pero antes nos explicó algunas cosas. Después, hicimos una “montaña” para poner las plantas de cebolla, y luego, nos explicó como plantarlas. Cuando ya las plantamos, echamos con una pala estiércol y por último, regamos las plantas.

¡Nos lo pasamos muy bien!

Nathali











Un día en el huerto

El otro día estuvimos en el huerto con todos los compañeros del grupo 1: Laura, Amina, Santi, Aimane, Juan, Aya y Terri.

Primero, el maestro Pepe nos explicó que los pájaros picotean las lechugas para alimentarse. Después, plantamos cebollas y las regamos.

Sofía Pol












Un día en el huerto

El jueves fuimos al huerto. A mí me encantó, porque aprendí mucho sobre el huerto. El maestro Pepe es el que nos explicó todo. Por ejemplo, nos dijo que para que los pájaros no se comán las hojas de las plantas, ponían palos y por encima una red. También, nos explicó unas cuantas cosas sobre la planta de la cebolla. Después, nos dejó plantar.

Primero: cogimos la planta de la cebolla y partíamos un trozo del tallo.

Segundo: un compañero o compañera escavaba y quien tenía las plantas le pasaba una.

Tercero: con una mano se coge la planta y con la otra se echaba tierra.

Cuarto: cuando están todas las plantas plantadas, echamos abono.

Quinto: cuando tenemos el abono sobre la tierra, lo regamos y listo.

A mí me dio tiempo a hacerlo tod: regar, plantar, echar abono.

Aya

  










Un día en el huerto

El jueves fuimos al huerto y plantamos cebollas. Nuestra maestra vio una mariposa y le tomó una foto. Después, el maestro Pepe no dijo que teníamos que cavar un hueco en la tierra y cada vez que cavamos metíamos una planta de cebolla.

Luego, le echamos abono por encima y nos daba un poco de asco, porque era estiércol de animales. Cuando pasó un rato, regamos las plantas.

El maestro Pepe nos explicó como teníamos que hacer todo y nosotros lo hicimos como él lo dijo. Yo al cavar, había una piedra y entonces, tuve que tapar el agujero para después, cavar otro en otro sitio.

El maestro Pepe nos preguntó si sabíamos para qué servían como unas redes o algo así, encima de unas plantas y yo le dije que servían para que no se las comieran los pájaros y el maestro dijo que sí, que era para eso.

Cuando echamos abono por encima de la tierra, nos pasamos un poco echándole, así que algunos compañeros la fueron esparciendo por todos lados.

Después, cuando regamos las plantas, fuimos a llenar de agua las regaderas y … ¡nos majamos un poco! Pero a mí me dio igual, hacia calor.

Por último, dejamos las regaderas en su sitio y nos fuimos a clase.

Laura García








Un día en el huerto

El jueves fui al huerto. Vino el maestro Pepe y plantamos cebollas. A mí me dejó rastrillar, hacer agujeros para plantar y regar. Me encantó.

Mi profe estaba tomando fotos y seguro que estaban chulísimas. Quiero volver otra vez al huerto para ver si las cebollas han crecido.

¡A ver si a final de curso podemos recoger lo que hemos plantado!

Juan Pablo









¡Hoy hemos ido al huerto!

Ayer fuimos al huerto. En el huerto había muchas plantas. Nos acompañaron el maestro Pepe y nuestra maestra Jacqueline.

Nosotros vimos como se protegen a las lechugas y plantamos cebollas. A mí me tocó hacer los agujeros para plantar. Luego poníamos las plantas de cebolla dentro de los agujeros.

Cuando terminamos empezamos a regar las cebollas y nos “peleábamos” por ser los primeros, pero al final, lo hicimos todos. Yo regué dos veces y algunos compañeros una sola vez.

Por último, pusimos abono y el maestro Pepe nos dijo que era humus de lombriz. Luego, nos fuimos, pero yo quiero volver otra vez.

Santis



Tan cerca mis recuerdos